Llevar un estilo de vida activo y cumplir con las recomendaciones de actividad física reduce el riesgo de sufrir hasta 7 tipos de cáncer. El riesgo es menor entre aquellas personas que hacen más actividad física y a una mayor intensidad. Se puede asignar una relación dosis-respuesta entre la actividad física que hacemos y el riesgo de tener cáncer (Matthews et al., 2020).

El ejercicio regular protege contra el desarrollo de ciertos cánceres y reduce el riesgo de recurrencia de la enfermedad (Brown et al., 2012). A través de una variedad de diagnósticos de cáncer, se ha demostrado que el ejercicio mejora la capacidad funcional y los resultados informados por los pacientes (Mishra et al., 2012).
Sin embargo, el ejercicio también puede suprimir directamente el crecimiento del tumor, como sugiere la disminución del riesgo de recurrencia de la enfermedad en pacientes con cáncer físicamente activos (Ballard-Barbash et al., 2012). Se sabe poco acerca de los mecanismos detrás de esta protección, pero los cambios mediados por el ejercicio en la composición corporal, los niveles de hormonas sexuales, la inflamación sistémica y la función de las células inmunes se han sugerido como posibles mediadores (McTiernan, 2008).
Durante el ejercicio, los niveles plasmáticos de hormonas del estrés y mioquinas derivadas de los músculos aumentan drásticamente (Catoire y Kersten, 2015). Las mioquinas pueden tener efectos antiproliferativos directos sobre las células cancerosas, como se muestra para la oncostatina M en las células de cáncer de mama sensibles a las hormonas (Hojman et al., 2011) y SPARC en el cáncer de colon (Aoi et al., 2013).
Una sola sesión de ejercicio aumentó la expresión y secreción de SPARC en el músculo esquelético tanto en ratones como en humanos (figura 2). Estos hallazgos sugieren que el ejercicio estimula la secreción de SPARC de los tejidos musculares y que SPARC inhibe la tumorigénesis del colon aumentando la apoptosis.

Sin embargo, durante el ejercicio también se observa una movilización aguda de células inmunes a la circulación (Bigley et al., 2015). Las células del sistema inmunológico juegan un papel doble en el cáncer. El sistema inmunológico tiene una gran capacidad para combatir el cáncer, pero la inflamación crónica también se ha relacionado con la tumorigénesis en varias afecciones (Vivier et al., 2012; Grivennikov et al., 2010). En el lado protector, se ha demostrado que la infiltración de células inmunes citotóxicas es un factor pronóstico positivo para el resultado de la enfermedad y la supervivencia general en varios cánceres (Fridman et al., 2012; Remark et al., 2013). Por lo tanto, la movilización de células inmunes citotóxicas durante el ejercicio podría representar un mecanismo de defensa indirecto contra el crecimiento del cáncer.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Esto tendría que salir en los telediarios todos los días. Gracias